Una (siempre) renovada forma de mirar, a través de los espacios temporales, compartiéndo la imaginación con los seres que forman parte y arte de mi vida... soñar despierto
La vida sin amor no tiene sentido
lunes, 29 de marzo de 2010
Mesa Redonda en Sevilla
Con motivo de la exposición "Los Esquizos de Madrid" en la ciudad de Sevilla, el pasado 25 de marzo, se realizó una mesa redonda con la participación de: Guillermo Pérez Villalta, Herminio Morero, Karen Knorr, Alberto García Alix y Luis Pérez-Mínguez; con la moderación de Oscar Alonso Molina.
En la misma, de manera interesante y amena se abordaron a modo de converza, diversos temas como: los tiempos y viviencias en que se desarrollaron las actividades de estos creadores, parte de sus experiencias; como tambien opiniones acerca de la situación de los artistas y el arte en la actualidad.
Con aforo lleno y la participación activa de los presentes, el tiempo resulto corto para el continuo de preguntas.
viernes, 26 de marzo de 2010
Retrato Ecuestre (Junio 1985)
Tres años después de acabar la obra “El Caballero de la Mano en el Pecho” en la feria de ARCO, en Madrid, 1982, realicé en la galería Ovidio de Madrid, en el contexto de la exposición, “Hello Again” o “Comomelamaravilleríayo”, la perfomance de participación interactiva de el “retrato Ecuestre”.
Propuesta realizada con diferentes artistas y viandantes para posar ocupando el interior de un marco clásico componiendo con un caballo de cartón de reducidas dimensiones el propio retrato en el que el fotografiado era el protagonista.
La obra se dio por concluida el último día de junio, día que quedó clausurada la exposición.
jueves, 18 de marzo de 2010
Oda a mi Madre
Con esta obra quiero hacer un homenaje a mi “doble” madre. Una la que me dio la vida y la otra que me hizo renacer. De una parte mi madre natural Rita Poch que me parió y de la otra la energía natural y vital de la mar, que a punto de cumplir los 15 años, un 17 de abril de 1965 en una playa al sur de Francia, motivo la inquietud de la inconsciencia de mi aprendizaje a mirar. Ese mar que de forma constante a sido causa y motivo de múltiples encuentros con la representación en imágenes de mi vida. A ellas dos va dedicada esta obra.
Mensuarios
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La Épica de la Búsqueda.
“La ventaja de Luis Pérez-Mínguez, o una de ellas, es la de que su narcicismo trasciende los cánones de lo establecido. Es una pura provocación y no podemos olvidar que una de las escasas e infrecuentes cualidades del artista es prácticamente su capacidad transgresora. Si algo resulta envidiable en quienes se dedican al arte es su facultad para perturbar lo establecido. Naturalmente el grado de conmoción está directamente relacionando con el talento y la sensibilidad del provocador. Creo que en el caso de Luis Pérez-Mínguez se cumple sobradamente las condiciones que distinguen a quienes tratan de encontrar la belleza por nuevos caminos de aquellos que se aferran con constancia a lo ya descubierto y rentable”.
Fragmento del texto de presentación de Angel Harguindey para la exposición “Entremeses” celebrada en la galería Elva Benitez en Madrid en Junio de 1994
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Entremeses son doce mensuarios que comprenden el espacio temporal entre febrero de 1992 a enero de 1994. Edición de 50 ejemplares impresos en fotocopia color laser en formato DIN A3 con tres pruebas de artista.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Principio de Vida
Principio de vida sería la primera obra que dentro de mi aprendizaje a mirar, daría credibilidad a que algo estaba sucediendo. A partir de esta obra empezó a gestarse lo que tuvo para mí un significado importante: el concepto, como vía y proceso de un pensamiento. Fue de nuevo al borde del mar en la playa de Sète al sur de Francia un otoño del año 1972, cuando di comienzo a esta nueva forma de mirar, sentir y soñar.
sábado, 13 de marzo de 2010
45 días en torno a un modelo - video
Propuesta fotográfica de 45 días de duración en la que propuse a amigos y conocidos con los que me encontraba en mis recorridos cotidianos que me hiciesen un retrato a la distancia de un metro y, con la maquina en posición vertical. Una vez hecho éste, yo les retrataba con otra cámara, sin que apartasen la suya de la cara. El resultado fue alrededor de cuatrocientas fotos, entre las que me hicieron y las que yo hice.
La exposición de todo el trabajo se hizo en la Galería Amadis, de Madrid el mes de junio de 1974. Cada visitante, a la vez de valorar con puntos sobre las fotos las que más les gustaban, colaboró con su autógrafo en la confección de un libro de firmas.
La foto que más puntos obtuvo, que fue la de la cantante Cecilia (1948 – 1976), tuvo el honor de ser destacada de las demás, con una ampliación mural de 2,80mts por 1,90mts y presentada el día de la clausura en la galería coincidiendo con mi santo y celebrando una fiesta en la propia galería.
Una vez terminada la exposición, dicha foto fue paseada en la “baca” de mi coche por las principales calles de Madrid para (posteriormente) ser presentada ante la fachada de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Posteriormente, fue instalada definitivamente en la cabecera de la cama de Cecilia. (De todo este proceso Chema Cobo hizo una filmación del recorrido realizado, en el que los principales protagonistas fueron Guillermo Pérez Villalta, Rafa Pérez- Minguez, Eva Sobredo (Cecilia), Luis Pérez-Minguez y el propio Chema Cobo.)
viernes, 12 de marzo de 2010
Foto Arte Dossier (F.A.D.) 1972 – 1992
Viene a ser un archivo documental de aproximadamente de 250.000 negativos en blanco y negro, color y soporte digital, del mundo vario pinto de la cultura por donde mi mente e imaginación viajó en el transcurso de 20 años, dejando improntas dentro del mundo del arte a los artistas plásticos que encontraba o provocaba su encuentro. Espacios que podían ser sus estudios, galerías de arte, centros culturales o fortuitamente en la misma calle. No solamente el archivo se desarrolla y confecciona en España, sino que también en los múltiples viajes que a lo largo de este periplo de años realizo por el mundo: Estados Unidos, Francia, Alemania, Japón, Inglaterra, Polonia, Bélgica, Portugal, Suiza; Grecia, Austria, México, Tailandia, etc.
El punto de partida podría situarse con Luis Gordillo en su estudio de la calle Carlos Maurras y Guillermo Pérez Villalta en su estudio de la calle Pradillo de Madrid. Comienzos de los años 70s cuando Gordillo “balbuceaba” en su desarrollo pictórico pop con cuadros como el “Suicidio Triplex” y Guillermo se adentraba en el desarrollo del cuadro generacional del atrio. El tercer artista clave en el despegue de esta documentación fue el escultor Julio López Hernández, que comenzaba por esas fechas a desarrollar la escultura “Luis Fotógrafo”, motivo por el cual día a día iba a posar a su estudio de Cuatro Caminos en la calle Beire en Madrid… recuerdo que fueron cerca de 6 años el proceso de la escultura “Luis Fotógrafo” y su consecuente figura “Luis Caído” que surge de un desmayo que tuve mientras estaba posando; esta segunda escultura interpreta mi cuerpo desnudo intentando levantarse después de la caída, yo era fotografiado por mí en ese instante, de esta manera volvía a ser víctima de mi afición a la fotografía como sucedió el día del accidente cuando tenía 14 años tirándome al mar de cabeza en que también era fotografiado.
Durante todos estos 20 años que compartí el trabajo de documentación F.A.D con mi propio desarrollo creativo, nunca intente separar el concepto de un trabajo con el otro. La carga conceptual que de por si llevaba impresa mi obra desde los finales de los 60s se vería reflejada en todos los desarrollos en forma de desplegables que hice en torno a las numerosas exposiciones que más me interesaban: en galerías de arte, centros culturales, fundaciones, museos y sobre todo en los estudios de los artistas. Más de 300 estudios cayeron despiezados víctimas de una complicidad que unía mi ejecución por parte de los artistas seleccionados, sin la cual nunca hubiera sido posible la confección del mismo consiguiendo la complicidad de las mentes haciendo ver que algo estaba ocurriendo.
De todos estos encuentros surge el desarrollo de retratos de artistas: “Mosaicos y Retablos”, una selección entre artistas españoles y extranjeros que forman parte de una futura y próxima revisión.
Solo me queda decir que el que exista este apartado de F.A.D dentro de mi proyecto es gracias a la complicidad de todos los que han participado y han dado vida a esta memoria de un tiempo que encierra un paréntesis entre los años 1972-1992. Intento recordar el día que puse fin a este desarrollo con el convencimiento de que había que hacerlo. Ese día fue cuando hice una muy larga sesión de fotos a mi querido y admirado artista David Hockney y vi que en sus oídos tenía dos audífonos de diferente color. Uno era azul y el otro rojo. Me pareció una sugerencia suficientemente válida para pasar hoja y dar el carpetazo a esta exhaustiva documentación un día de primavera del año 1992.
Nunca intenté bajo ningún concepto acaparar lo sucedido en este transcurso de tiempo, puesto que todo lo fotografiado formaba parte de mi vida y no de una colección de cromos.
El punto de partida podría situarse con Luis Gordillo en su estudio de la calle Carlos Maurras y Guillermo Pérez Villalta en su estudio de la calle Pradillo de Madrid. Comienzos de los años 70s cuando Gordillo “balbuceaba” en su desarrollo pictórico pop con cuadros como el “Suicidio Triplex” y Guillermo se adentraba en el desarrollo del cuadro generacional del atrio. El tercer artista clave en el despegue de esta documentación fue el escultor Julio López Hernández, que comenzaba por esas fechas a desarrollar la escultura “Luis Fotógrafo”, motivo por el cual día a día iba a posar a su estudio de Cuatro Caminos en la calle Beire en Madrid… recuerdo que fueron cerca de 6 años el proceso de la escultura “Luis Fotógrafo” y su consecuente figura “Luis Caído” que surge de un desmayo que tuve mientras estaba posando; esta segunda escultura interpreta mi cuerpo desnudo intentando levantarse después de la caída, yo era fotografiado por mí en ese instante, de esta manera volvía a ser víctima de mi afición a la fotografía como sucedió el día del accidente cuando tenía 14 años tirándome al mar de cabeza en que también era fotografiado.
Durante todos estos 20 años que compartí el trabajo de documentación F.A.D con mi propio desarrollo creativo, nunca intente separar el concepto de un trabajo con el otro. La carga conceptual que de por si llevaba impresa mi obra desde los finales de los 60s se vería reflejada en todos los desarrollos en forma de desplegables que hice en torno a las numerosas exposiciones que más me interesaban: en galerías de arte, centros culturales, fundaciones, museos y sobre todo en los estudios de los artistas. Más de 300 estudios cayeron despiezados víctimas de una complicidad que unía mi ejecución por parte de los artistas seleccionados, sin la cual nunca hubiera sido posible la confección del mismo consiguiendo la complicidad de las mentes haciendo ver que algo estaba ocurriendo.
De todos estos encuentros surge el desarrollo de retratos de artistas: “Mosaicos y Retablos”, una selección entre artistas españoles y extranjeros que forman parte de una futura y próxima revisión.
Solo me queda decir que el que exista este apartado de F.A.D dentro de mi proyecto es gracias a la complicidad de todos los que han participado y han dado vida a esta memoria de un tiempo que encierra un paréntesis entre los años 1972-1992. Intento recordar el día que puse fin a este desarrollo con el convencimiento de que había que hacerlo. Ese día fue cuando hice una muy larga sesión de fotos a mi querido y admirado artista David Hockney y vi que en sus oídos tenía dos audífonos de diferente color. Uno era azul y el otro rojo. Me pareció una sugerencia suficientemente válida para pasar hoja y dar el carpetazo a esta exhaustiva documentación un día de primavera del año 1992.
Nunca intenté bajo ningún concepto acaparar lo sucedido en este transcurso de tiempo, puesto que todo lo fotografiado formaba parte de mi vida y no de una colección de cromos.
miércoles, 3 de marzo de 2010
Los iconos de los 20 años aprendiendo a mirar (1965-1984)
(Conversación con Pablo Pérez-Mínguez. Madrid, noviembre 1983)
PABLO PÉREZ-MÍNGUEZ: ¿En qué año tuviste el accidente?
LUIS PÉREZ-MÏNGUEZ: Fue en el 64. ¿O fue en el 65? ¿Cuándo fue?
P.P.M: ¿No sabes, de verdad, cuándo te pegaste el golpe?
L.P.M: Si, fue en el 65, el 17 de julio de 1965. Estaba a punto de cumplir 15 años.
P.P.M: Y antes, ¿qué hacías?
L.P.M: Era muy deportista. Jugaba al balonmano y hacía atletismo en el colegio, fondo y salto de altura. Si no llegar a ser por lo fuerte que me encontraba me hubiese costado mucho más salir adelante físicamente.
P.P.M: ¿Cuál fue el motivo del accidente?
L.P.M: Una fotografía.
P.P.M: ¿Cómo?
L.P.M: Fue el 17 de julio de 1965 en una playa del sur de Francia, al pedir que me hiciecen una fotografía cuando me tiraba de cabeza al mar. La única pega que hubo es que sólo había medio metro de agua y en el fondo me esperaba una roca en donde, por el impacto, me rompí las vértebras cervicales y se me comprimió la médula. Accidente mortal de necesidad. ¡La risa!
P.P.M: ¿Qué pasó después?
L.P.M: En los comienzos empecé contigo. Después dejé pasar unos años, justo cuando tu estabas en pleno aprendizaje dentro de la fotografía y yo, mientras, alucinaba viendo como se oscurecía un papel en el laboratorio y como se esmaltaba contra un cristal de la ventana de la habitación. Entonces me dije: “Voy a ver si soy capaz de hacer algo en esta aventura”.
P.P.M: Después de recuperarte, ¿cuáles son las primeras fotos qué haces?
L.P.M: Hubo un paréntesis de un año de reposo y meditación. Las primeras fotos que hago son fotos-recuerdo. En aquella época no podía salir de excursión ni hacer nada con nadie, si no iba acompañado de mi maquina. Recuerdo que pensaba: “ Si no llevo la maquina no me compensa. No disfruto. Voy a estar viendo cosas y luego me voy a olvidar de ellas. No voy a recordar todo eso que he vivido”. No me lo planteaba en plan artístico sino simplemente para conservar recuerdos y vivencias.
P.P.M: Estamos en el año 1967-68. Me interesa personalmente que me cuentes cuál era la relación que tenías conmigo.
L.P.M: básicamente era un ejercicio. Yo, en esas excursiones que hacíamos juntos a El Escorial o a la Casa de Campo (Madrid), me planteaba la fotografía como un juego en colaboración con otra persona. Creábamos una atmósfera en la que todos hacíamos cosas. Me divertía mucho más así y desde luego me servía como un aliciente enorme a nivel de formación y de aprendizaje.
P.P.M: ¿En qué diferencias lo artístico del recuerdo?
L.P.M: En aquel momento no valoraba el recuerdo como arte, como expresión artística. Hubo un momento especial a la vuelta de un viaje a Paris contigo.
P.P.M: El año 1972.
L.P.M: Bajando por la autopista, por Francia, llegamos al mar. Allí surgieron las dos series que para mi significaron el comienzo de sentir que lo que allí estaba sucediendo era mucho más importante que lo que hasta entonces me había ocurrido. Comencé a sentir lo que podía ser una cosa creativa y el comunicarme a través de la imagen. De estas series surgió, dos años más tarde, la base de un trabajo que hice con el nombre “Oda a mi Madre”. En esa partida de mi vida hacia el terreno de lo artístico, quería yo verme reflejado dentro del montaje y seleccioné gran número de fotografías mías, en las que aparecía junto al mar.
P.P.M: ¿Y cuál fue tu primera exposición de esa serie para “ser famoso”?
L.P.M: Había participado en alguna exposición colectiva, pero mi primera aparición importante fue en la colectiva inaugural de la galería Buades, en donde presenté el montaje de las fotos que me habían hecho junto al mar, del que antes hablamos: “Oda a mi madre”. A esa época pertenecen dos exposiciones colectivas que realizamos el grupo Madrid/Buades/Aguirre/Bonet en la galería Amadís, “La casa y el jardín” en 1973 y “La casa que me gustaría tener”, en 1974.
P.P.M: Tus fotos, éstas que presentas, están enmarcadas del negativo o son la imagen del negativo completo.
L.P.M: Quizás alguna está cortada, pero muy pocas. La mayoría corresponden a la totalidad del negativo.
P.P.M. ¿Por qué te gusta fotografiarte a ti mismo?
L.P.M: Aparte del elevado grado de narcisismo que tengo, me gusta verme reflejado en mi propia obra, y a la vez hacer participar también a mis amigos. Forma parte de los juegos que propongo.
P.P.M: ¿Cómo fue eso de que querías ser famoso?
L.P.M: Fue en el 74. En la movida de las 9 exposiciones. Creía que la meta de la vida era ser famoso. Al cabo de un año me di cuenta de la tontería que era y corté con las exposiciones. Estuve siete años sin exponer hasta la exposición de dibujos, que supuso mi segunda salida pública.
P.P.M: ¿Y cambiaste tu carrera por La fotografía?
L.P.M: En cierta manera sí. Fue una decisión muy arriesgada. Quería cambiar de rollo, porque me daba cuenta que no podía hacer las dos cosas: estudiar y vivir. Entonces me fui de casa y dejé de recibir un solo duro. Mi madre era para eso muy tajante. Ahora es cuando más se lo agradezco. Empecé mis contactos con el mundo del arte (en el año 69), conocí a gente como Gordillo y Guillermo Pérez Villalta. Me fijaba mucho en ellos y me aportaban muchas cosas. Por ejemplo, de Luis Gordillo aprendí todo el sarcasmo de la vida. De mis conversaciones con él salió la serie de retratos sarcásticos, con guiños y caras desfiguradas o cómicas. Con Guillermo compartiría etapas muy distintas de mi vida.
P.P.M: ¿Qué es para ti la creatividad?
L.P.M: Para mí la creatividad es vital para la existencia, es como una fuga. La necesito para vivir, para respirar. Es una constante para recordarme que me compensa seguir viviendo. Es el “orgasmo mental” de cuando estoy concentrado para hacer el retrato de una persona, o la interpretación de un paisaje, etc.
P.P.M: Nuestro primo Rafael Pérez-Mínguez estuvo viviendo contigo una temporada. ¿qué tal fue esa experiencia?
L.P.M: Eran tiempos difíciles para mi, por el año 1975. Vivíamos transmitiéndonos continuamente grandes dosis de nuestro propio sufrimiento. Mantenía con él unas relaciones muy cordiales e incluso trascendentales en algunos momentos. Para mí él era y es un genio desperdiciado, perdido en la historia del arte español. Un genio frustrado cuya genialidad consistía en adelantarse no sólo en teoría sino en la práctica: dibujos, pinturas, fotografía, vida, actuaciones, escritos, etc.
P.P.M: ¿Qué es lo más artístico de la fotografía para ti?
L.P.M: Lo más artístico de la fotografía es el lenguaje tan directo e instantáneo que se consigue. El poder dejar grabadas instantáneamente las imágenes que vamos viendo y seleccionando.
P.P.M: Defínete técnicamente.
L.P.M: Ese es un problema que nunca me ha preocupado. La técnica me ha ido viniendo según la he ido necesitando. Nunca he abusado de ella. Siempre he ofrecido mis imágenes con la misma manipulación y sin ningún tipo de transformación de la imagen, sin montajes ni nada. Nunca me ha interesado que la fotografía tenga un acabado absolutamente perfecto.
P.P.M: Si tuvieses que hacer una definición de Luis Pérez-Mínguez como fotógrafo, ¿cómo le definirías?
L.P.M: Es muy difícil porque en estos veinte años he pasado por épocas muy diferentes. En cada momento he vibrado de una manera distinta. No soy capaz de definirme como fotógrafo, lo que si sé es que he utilizado la fotografía para definirme a mismo.
P.P.M: ¿Y cómo te definirías como artista, como hombre sensible de cultura?
L.P.M: Par mi la vida ha sido un puro aprendizaje. Desde hace 9 o 10 años estoy dibujando y pintando, pero de una forma intima y “amateur”. Más que estudiar, lo que a mi me interesa es ver. También he escrito algo de poesía cuando lo he necesitado (fue en el estudio de Julio). Pero si hubiera que resumir diría que en cada terreno he sido un auténtico autodidacta. No tengo una gran educación intelectual de lectura, de estar al día siguiendo textos. Me informo más por la imagen, la conversación y el dialogo.
P.P.M: Dentro de tu mundo, ¿qué es lo que más te interesa?
L.P.M: Lo que más me interesa es la visualización de las cosas cotidianas y lo que más me gusta es reflejar la realidad que vivo. Me interesa la pintura y la escultura realistas, y desde luego el cine. Creo que mi futuro lo veo encaminado hacia el mundo del cine, me interesa muchísimo. Además creo que parte de mi obra está pidiendo a gritos más acción, más movimiento.
P.P.M: ¿Cuáles son los cimientos de tus trabajos, de tu teoría artística?
L.P.M: También es difícil de contestar. Pero si puedo hablarte que mi trayectoria inicial parte de cierta idea de sufrimiento: una gran devoción a querer recordar mi vida recién recuperada, después de mi accidente. Después, en cada etapa he sentido y necesitado motivaciones diferentes: el desnudo en la adolescencia como homenaje a mi juventud partida y, sobre todas las motivaciones, mi vinculación a mis amigos, a todas las personas que han tenido y tienen importancia en mi vida.
P.P.M: ¿Qué te preocupa o importa más, divertirte cuando haces la foto, en su proceso, o al ver el resultado exacto de lo que quieres?
L.P.M: también he variado a lo largo de mi vida. Cada vez me aburre más el tener que llevar a la realidad lo que he pensado. Al principio, en cambio, la inquietud por ver la obra hecha era total.
P.P.M: En tus comienzos ¿hacías color o blanco y negro?
L.P.M. Excepto pequeñas excepciones todo lo hacía en blanco y negro.
P.P.M: Has hablado varias veces de Riahuelas ¿qué clase de misterio guarda ese pueblo de Segovia en tu vida?
L.P.M: Riahuelas para mi ha sido, desde hace ya 12 años largos (lo sigue siendo a la fecha actual), el refugio de mis penas. En Riahuelas he aprendido a valorar el silencio, la tranquilidad, el respirar sin angustias, el gritar sin ser oído. Allí he aprendido a querer cosas insignificantes y a amar la vida. Y es allí únicamente donde puedo conseguir el estado de concentración necesario para ponerme a dibujar y a pintar.
P.P.M: En tus textos hablas a menudo de juegos. ¿Qué es para ti el juego?
L.P.M: Para mí, desde que soy consciente de que vivo, el juego ha sido una constante en mi vida. El hecho de seguir luchando por vivir después de mi accidente fue un juego más: afrontar una realidad y luchar por mi supervivencia. A los 10 años, en un estudio sobre mi carácter que me hicieron en el colegio, decían: “chico inquieto y simpático, juguetón y charlatán. Una clase en la que resista veinte minutos trabajando es ya un éxito. Excelente persona incapaz de hacer daño a nadie, sin embargo es capaz de divertirse a costa de todos”.
P.P.M. ¿Y tú te diviertes?
L.P.M: Al menos lo intento.
P.P.M: En qué momento te diviertes más del proceso fotográfico, ¿en la toma o el revelado y positivado?
L.P.M: En dicho proceso yo veo cuatro momentos distintos. Dos ascendentes y dos descendentes que van intercalándose. El primero es el ascendente, cuando concibo la idea del proyecto que me interesa hacer, el segundo descendente, cuando encajo el proyecto con la realidad y me doy cuenta que las cosas no son tan fáciles como parecían; el tercero, ascendente, cuando lo llevo a la acción, que es cuando más me divierto y cuando verdaderamente me trasformo, y, por fin, el cuarto, cuando lo tengo que llevar a la practica exacta y técnica: positivado, acabado y presentación. La obra ya está hecha y el aliciente es menor. Este último momento, por ser el último, es el más difícil de superar. Hay obras, como los primeros 365 días de mi primer hijo, que estaban completamente realizados desde hacía 5 años, pero es para esta exposición cuando lo he acabado en su plenitud.
P.P.M: ¿Cómo logras hacer compatible en tu vida tus trabajos fotográficos rentables y los que no lo son?
L.P.M: En este punto he tenido mucha suerte, porque nunca me he planteado la fotografía de una forma estrictamente profesional. Siempre he buscado que el trabajo que me diese de comer fuera iniciativa mía, que no me llegue nunca a aburrir. Lo más importante es que tu trabajo sea remunerado sin que te impongan obsesivamente lo que debes hacer.
P.P.M: ¿Qué tipo de fotografía no te gusta?
L.P.M: Nunca me ha gustado la fotografía artificial, la trucada, montada, cambiada de color. En cuanto empieza la transformación de la imagen fotográfica, esta me deja de interesar bastante. No es que no me guste verla, pero no me interesa hacerla.
Con-Secuencias
Es quizás, lo sorpresivamente emotivo y próximo a la ausencia lo que me ayuda a proyectar este vivo homenaje a la muerte de dos seres muy queridos, Chin y Naugj.
Ellos son el equilibrio y la magia donde fundamento todas la energías para concebir el conjunto de la obra, que a partir de un total de más de 1000 secuencias he resumido en CON-SECUENCIAS (febrero 1988-agosto 1990) en forma de síntesis, encierra un ciclo muy importante de mi vida que recorre las vivencias de tres años. Un tiempo cargado de aproximaciones al dolor y a la meditación dirigidas a mi interior. Proceso de vértigo en un abismo del que constantemente intento escapar, buscando un equilibrio que me permita encausar mis descontrolados instintos cerebrales victimas del desamor. Compas de espera que reconstruye ciertas anotaciones biográficas de un azaroso tiempo entre la cordura y la locura.
FRAGMENTOS DEL TEXTO DE RAFAEL DOCTOR RONCERO
¿Qué no es consecuencia?
Si el tiempo no es uno y el uno no existe, quizás solo nos queden consecuencias. Las fotografías de Luis Pérez-Mínguez se presentan anti unitarias, desequilibradas, fragmentadas,… pretendiendo no sentirse aferradas a la implacable mirada lineal que impone el elemento fotográfico con el que trabaja. La libertad no cesa de mostrarse en los espacios de contemplación de Luis, lugares donde uno no es capaz más que de partirse, descomponerse porque quiere participar de ello. Así tanto el paisaje, como la memoria parecen representados como universos inabarcables, todo es posible en su siempre peculiar belleza.
Contemplar las fotografías, la pinturas, las continuas intervenciones de Luis Pérez-Mínguez me descubre siempre las posibilidades que tiene no la fotografía sino la vida. Con la obsesión de aferrarse a tanto y mirar tantas cosas desde tantos sitios, parece que el autor quiere hacer suyo lo que ahora aparentemente pertenece a la mirada.
Todo se mueve como los astros, en consonancia, en caos, en absoluta consecuencia.
El hombre compartido
Aunque sea mi espalda,
yo estoy vivo.
con corazón me dirijo
al agua donde naci
y que ahora mía
mi espalda
la guarda ella
Yo tengo manos
¿y tu?
Mis manos son de piedra,
pero aunque lo sean
yo sigo agarrando
mis tubos de plástico fino
con los que trabajan mis manos
para ser felices
Manuel Pérez- Minguez (10 años – 1990)
Retrato de L.P.M. 6PM
El mar y el sol en su cénit
alguien se sumerge y al salir
ya es un ciclope, un tritón
con periscopio que viene a realizar
un máster del lenguaje visual en la Atlántida
¿Cómo retratar a alguien?
solamente confirmando, afirmando
que el retrato de un hombre no es
sino la piel de su destino contenida
en ese cuerpo, su sueño más intimo,
lo que puede compartir único,
suyo y de todos
El metal, el mar que vuelve
a contarnos como somos ahora que
el lenguaje de las olas nos es
familiar, lo profundo
Quico Buendía - Madrid 27/10/1990
lunes, 1 de marzo de 2010
Seis Años de Silencio 1974 - 1980 Galería Central en Madrid
Seis Años de Silencio
Que Luis es un dibujante autodidacta no ofrece la menor duda. Que yo pretenda describir y esclarecer su recorrido y germinación como artista plástico, si ofrece muchas. No obstante, tengo la esperanza de que la sensibilidad de los que se acerquen a su obra, comprenderán , a pesar de mis palabras, más emotivas que esclarecedoras.
Cuando en 1973, en una exposición en la galería Buades, contemplé unos trabajos fotográficos de Luis en homenaje al mar, vi claro como nacía de entre los embates, suaves pero enérgicos de las olas, un deseo, hiriente de la carne y el hueso que, torpe pero constante, trataba de alcanzar la sensibilidad que había sido fatalmente oscurecida por un golpe brutal.
El satinado blanco y negro de las fotografías cedía al paso de leves trazos de color que, partiendo de lo hondo, buscaban la libertad y la luz. Corregían el recorrido tortuoso de un desgraciado liquido raquídeo al que habían querido desviar del camino, pero que ya se elevaba interrogando a las nubes.
La imagen de su propio cuerpo captado por otras cámaras, era corregida por el mismo, aplicando rayas de colores que enderezaban sus vertebras, daban mayor movilidad a algún miembro o, atravesando su tórax, querían hacer palpitar a unos hundidos pectorales.
Llegado a este punto, no veo otra solución para tratar de expresar lo que quiero, que ceder a una hermosa tentación. Se me perdonará que pida ayuda a un poeta, Aleixandre, y que con su permiso y algunas de sus palabras trate de decir algo coherente:
“quiero amor, o la muerte, quiero morir del todo
quiero ser tú, tu sangre, esa lava rugiente,
que regando encerrada bellos miembros extremos
siente así los hermosos límites de la vida”
Intentándome decirme algo parecido veía yo aquellos tímidos trabajos, de dibujo escaso pero intención grande.
El incipiente dibujante calló después; descansaron sus lápices y rotuladores de color, y un fotógrafo que nacía tuvo una larga andadura, rápida y eficaz. Con su máquina, que dispara, y cobra y cobra al tiempo la pieza de la imagen con celeridad y precisión, con el aleteo metálico de su objetivo, se acerca más y más a los rostros de todos los demás, que dejan impresos en el papel revelado sus gestos y la palpitación de la piel.
El intérprete de las primeras fotografías enriquece su experiencia tornándose ahora en el espectador, y en este desdoblamiento vemos como, lejos de quedar anulado alguno de los dos, se complementan y potencian mutuamente.
Dibuja rostros porque ya antes los había fotografiado, lo mismo que hace fotos porque antes ya había dibujado sobre ellas, tratando de animar y vitalizar su propia imagen.
Es curioso observar como el nexo de unión de estas dos trayectorias, punto de arranque al tiempo que punto intermedio de todo este recorrido, es el mismo. Las primeras fotos en que el dibujante intervenía eran en blanco y negro; su acción, muy leve quedaba fijada por unos limitados y escasos trazos de color. Los primeros dibujos arrancan con la monocromía, suave pero blanquinegra de la mina de grafito, para quedar anulada después bajo el torrente multicolor de sus lapiceros.
Y ya, en 1981, los dibujos; de nuevo una mano con dificultad, atada a si misma, se mueve con un aleteo duro y recortado. Una vez más, con palabras de otro poeta, Cernuda, podríamos decir que:
“La angustia se abre paso entre los huesos
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel”
Los trazos se interrumpen, esperan un impulso vital que los enlace, y describen asi otro recorrido tortuoso también, solicitando ahora una respuesta a las nubes.
“Porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe”
Julio L. Hernández
Hello Again o (ycomomelamaravillaríayo) Exposición de pintura, fotografía y perfomance en la galería Ovidio. Madrid – abril – mayo - 1985
A Soco solo:
Nunca es tarde.
No sea tímido, pose con los artistas. Venga a tomarse una copa. Relájese y disfrute. El amigo de mi hijo se compró un cocodrilo pequeño. ¿sabes mirar?, ¿y gozar? ¿vaya video el de Ovidio? Enséñanos a planchar bien los pantalones ¡que fumas! Huele a uña. Aprende a pintar solo. Los leopardos están de luto. Compro, vendo y cambio Arte. Atrévete es un reto. Se hacen pies y manos. Prohibido mirarse a los ojos y meterse los dedos en las narices. Cuéntame tu vida… espero que cuando lleguéis sepáis salir. Cambia tu imagen, revienta tus penas. Maquillate. Many words or spoken when there’s nothing to say. Tengo la solitaria a veces. Hello again.
Charla en DNXgroup
El pasado 26 de marzo en las instalaciones de dnx group, con la presencia de sus empleados y como estaba previsto, Luis Pérez-Míguez expuso la charla "el aprendizaje de la mirada" con motivo de la jam session organizada por dicha empresa, y que de manera amena se convirtió en un momento de disfrute y relax, tanto para el expositor, como para los presentes (sin contar con las pizzas). Luis Pérez-Mínguez, sorprendido ante el interés que se suscito en el dialogo con los presentes fue generoso en su extención de tiempo (cosa que no le cuesta nada). Muchas gracias a dnx group por las facilidades prestadas para el normal desarrollo de la jam session, y a ver si hay una próxima...
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