




La fotografía –la cámara y la instantánea- nos ha enseñado a mirar de forma nueva, transformando con ello nuestra experiencia y nuestra memoria. El artista sabe de la eternidad, aunque la percepción de esta sea fugaz como la de un instante. Captar y dejar constancia, a través del tiempo, de nuestro propio laberinto personal, es tarea –y atrevimiento- que nos hace testigos, no ya de de la propia biografía, sino del azar de nuestra propia existencia.
SUEÑO DE VIDA (Tanger - Marruecos/1972)
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