







Fueron estos momentos cargados de intensa espiritualidad, guiños de un efímero atardecer, los que iluminaron mi vida.
Cada día acudí de forma espontánea a esa cita que el ocaso me proponía compartir en silencio... una propuesta inmejorable para mi mente necesitada de soltar la carga acumulada en el transcurso de la jornada. Causa y efecto de un sinfín de claves de luz. Rayas y pinceladas de colores fundidos en la cúpula del cielo, que de forma conciente, intento fusionar con los fragmentos cromáticos de mi amiga ARTE-PILO.
Sin darle más importancia ni pedir explicaciones a nadie, surge ese inesperado encuentro que a la vuelta de la esquina, permite esta fusión de obras. Y seguir creyendo que en medio del azar se encuentra la belleza. Y el amor. Y la paz. Esa es la que quiero compartir contigo Pilo, y por supuesto, tambien con vosotros.
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