La vida sin amor no tiene sentido

sábado, 24 de abril de 2010

El Regalo de la Mirada… desde el infinito



Si mal no recuerdo fue a comienzos de los 70s cuando conocí a Margarita y Antonio. Acababan de instalar su galería Edurne próxima a la casa donde yo nací y vivía, en la calle Monte Esquinza 14. Ya por entonces con mis pocos veinte años cumplidos intentaba sobrevivir con mis inventos fotográficos (desplegables, juegos fotográficos de participación, etc) Todo esto simultaneado con mis primeras exposiciones en las galerías: Amadís, Buades, Vandres…

Sería en el año 1977 a la vuelta de la inauguración del Museo de la Asegurada en Alicante cuando concretamos nuestra primera exposición de mi obra en la galería. En la muestra donde se veía la obra realizada en la inauguración del Museo había un segundo espacio donde se hacía participar a la gente que visitaba la exposición de forma indiscriminada fotografiándolos de dos en dos en un ambiente “deco”.

Anteriormente en 1974, Antonio y Margarita habían participado en mi exposición de Amadís, “45 días en torno a un modelo”, con un retrato que me hacía hacer por las más de doscientas personas que participaron en la creación de la totalidad de la obra.

Sirvan estas líneas de introducción para llegar de un salto al proyecto que desde hace más de 19 años compartimos y que ve la luz en esta exposición y edición del catalogo de esta obra que titulo “El regalo de la mirada… desde el infinito”.

La realización de esta obra está datada en octubre de 1988, momento en que yo experimentaba fraccionando las fotos y recomponiéndolas de la manera que me indicaba la mirada de los seres con quien me enfrentaba visualmente. Después con el resultado del montaje lo llevaba a manipular los colores en las primeras fotocopiadoras de color Ranix Xerox. Aun recuerdo la cara de sorpresa que me embargaba al ver los resultados. Mi adoración por Warhol se veía ya confirmada en esta serie. De hecho fue el primero con el que experimenté estos cambios en los procesos del fotocopiado laser. Luego investigué con un retrato del rey y a continuación sin saber el por qué me adentré en la mirada de Gabriel.

Acababa de hacer meses atrás unos retratos en París coincidiendo con sus padres en la feria de arte contemporáneo que se celebra todos los años. Este año estaba especialmente dedicado a España. Creo, después de pararme a pensar en el por qué de la realización de esta obra, que fue el silencio interior que dejó Gabriel la que me hizo reaccionar en la fuerza de su profunda mirada.

De alguna manera no he querido que este solo en la exposición, de ahí que seleccioné estos otros artistas que también conociera Gabriel y que de alguna forma tuvieron vinculación con la galería Edurne. Formando la totalidad del conjunto de seres humanos que desde el más allá nos dan la fuerza para seguir ilusionándonos por poner en práctica este pequeño homenaje a la vida y que de alguna manera servirá para rellenar ese vacío que muchas veces somos incapaces de ocupar con nuestra imaginación: la presencia de la ausencia. La confirmación de que el aquí y el ahora dista muy poco de la eternidad. Esa misma que desde que nacemos nos pertenece a todos…



Si todo esto va aderezado con el regalo de la mirada entonces valdrá mucho más la pena vivir. Gracias Gabriel por haberme sabido transmitir de una forma tan limpia, tan clara tu MIRADA.

Luis Pérez-Mínguez
Madrid/Primavera de 2008

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